Jorge
Luis Bueno Alonso
Universidade de Vigo2
0. Palabras Preliminares
1. Nuevas tecnologías en el ámbito filológico. Résumé 2. Nuevas tecnologías en la literatura inglesa medieval 3. Consideraciones finales Bibliografía Notas |
For out of olde feldes, as men seyth,
Cometh al this newe corn fron yer to yere, An out of olde bokes, in good feyth, Cometh al this newe science that men lere Geoffrey Chaucer
|
En un texto nada sospechoso a priori de modernidad
—como es The Parliament of Fowls—, nos cuenta el poeta inglés
Geoffrey Chaucer lo siguiente: “Como se dice que de campos viejos,
surge de año en año el trigo nuevo, así de antiguos
libros se origina toda la nueva ciencia que aprende el hombre”. Una metáfora
que no hace sino recoger la máxima latina “nihil novum sub
sole” o el más castizo refrán “vino viejo en odres nuevos”,
y que en el fondo, también describe ligeramente la situación
de la realidad actual del tema que nos ocupa, o al menos parte de ella:
el siempre complicado maridaje de las humanidades con las nuevas tecnologías.
Este nuevo saber que está en permanente proceso de aprendizaje y desarrollo a manos de la humanidad contemporánea, siempre ha tenido sus detractores dentro de nuestro campo humanístico. Desde el principio, hemos tenido “traitors in our midst”, y el peor enemigo de las humanidades siempre ha sido el humanista recalcitrante, anclado en los métodos del pasado, negado a cualquier aportación que viniera de los modernos mecanismos de la tecnología. Creo que negar la evolución va en contra de cualquier definición de humanismo, y en su justa medida, las nuevas tecnologías pueden servirnos de odre nuevo y poderoso para el estudio de nuestros vinos viejos y ancestrales de la filología en general, y de los estudios medievales en particular, pues constituyen mi interés docente e investigador y de ellos he de hablarles más adelante.
Es evidente que la tecnología no es la panacea, pero sí puede ahorrarnos mucho trabajo y echarnos una potente mano en varias tareas propias de la filología. Pero en ocasiones, especialmente en nuestro campo, se abusa mucho de la tecnología entendida como mero maquillaje, como nuevo vestido del emperador que al final no hace sino revelar la desnudez de su uso, la falta total de contenidos. Especialmente, el término “Internet”, auténtico mantra del cambio de siglo, que todos repetimos como el mejor recurso de autoridad de nuestros trabajos. No todo es así, evidentemente. Muchos filólogos llevan varios años utilizando de forma brillante y esperanzadora los recursos que las nuevas tecnologías han puesto en sus manos. Ahora que ya hemos cruzado el umbral del nuevo siglo XXI, me ha parecido que quizás fuese oportuno detenernos unos minutos no sólo para reconsiderar —en eso que los anglosajones han dado en llamar ‘estado del arte’— qué se ha hecho hasta ahora con la tecnología en los estudios filológicos —donde prestaré una especial atención a los temas medievales—, sino también para reflexionar sobre lo que queda por hacer en el futuro. Qué mejor lugar para detenerse antes de continuar camino que este foro que nos brinda el VIII Congreso Internacional sobre el Discurso Artístico para discutir sobre la innovación y las Humanidades.
1. NUEVAS TECNOLOGÍAS EN EL ÁMBITO FILOLÓGICO: RÉSUMÉ.
Las nuevas tecnologías siempre han estado bien conectadas en cada época histórica con el humanismo y la filología. Bien podríamos decir que la aparición de la imprenta en el siglo XV supuso una aplicación de una “nueva tecnología” que cambió radicalmente la transmisión de la cultura y del texto escrito, tal y como se conocía hasta la fecha. Fue un cambio de accesibilidad en el formato, que supuso una ruptura con la concepción del mundo vigente antes de su aplicación. Puede que no nos demos cuenta, y estemos asistiendo ahora a unos cambios de formato y de accesibilidad del conocimiento que suponga para el siglo XXI lo que la imprenta supuso para su época. Los nuevos formatos, el CD-ROM, los hipertextos, y sobre todo, Internet, pueden estar cambiando la faz de las cosas de manera drástica. Sin duda, la cambiaran más en el futuro pues todavía, estamos asistiendo al desarrollo de muchas de las técnicas y de los procedimientos que se vienen aplicando. Por cerrar un poco el campo y dejar de hacer suposiciones que solo el tiempo podrá corroborar, vamos a reducir el ámbito del término “nuevas tecnologías” a lo que se está haciendo en el entorno filológico con la informática y la world wide web, o al menos con algunas de sus aplicaciones.
En el campo de la lingüística es donde más útil
están siendo las nuevas tecnologías. De hecho, la introducción
de la informática ha creado nuevas disciplinas como la lingüística
informática/computacional, la lingüística de corpus
o la enseñanza de idiomas asistida por ordenador. Estas disciplinas
se pueden considerar sub-ramas de la lingüística aplicada con
las ventajas que aporta el tratamiento informático de los datos.
Más que una nueva concepción de la lingüística,
la informática ha traído herramientas de trabajo y metodologías
muy poderosas para agilizar algunas tareas propias de la lingüística
y automatizar otras. Así los estudios sobre procesamiento del habla,
procesamiento sintáctico y estilístico, lexicografía
computacional y sociolingüística cuantitativa, se benefician
ampliamente de dichas herramientas para llevar a cabo procedimientos que
en otros tiempos requerían varios meses o incluso años.3
Hacer un glosario, un diccionario o una concordancia manual de manuscritos
para realizar una edición crítica, eran tareas arduas para
la filología de no hace tanto tiempo. Ahora, podemos manejar de
un modo muy rápido corpora de millones de palabras, o hacer una
tabla de concordancias entre varios textos en cuestión de minutos.
Sin embargo, para que esto sea así, la preparación del material
textual es esencial, así como su posterior interpretación.
“Computers don’t do the thinking”, y hay un largo trabajo por hacer
tanto antes como después de obtener los datos. En el último
lustro, las tendencias en lingüística computacional recogen
esta preocupación por el material y su análisis. En un reciente
“estado de la cuestión” Mª Antonía Martí (1999:
15-16) definía de esta manera las cinco tendencias predominantes:
Así pues, nos estamos moviendo todavía en las primeras
etapas de optimización de los recursos disponibles para desarrollar
métodos no sólo de adquisición de datos sino también
de conocimiento lingüístico que hagan posible obtener los recursos
básicos que necesita la Sociedad de la Información. Los avances
futuros han de seguir por estas líneas o por tendencias similares.
En ocasiones, ciertas tendencias lingüísticas en curso pueden verse beneficiadas ampliamente por los avances tecnológicos. El caso de los estudios sobre lenguas de signos es particularmente interesante, pues las nuevas tecnologías están permitiendo la creación de corpus visuales etiquetados que sirvan de base a futuros estudios sobre el tema. Si tenemos en cuenta la peculiaridad de este sistema lingüístico, solo el uso de material videográfico digitalizado y procesado por computador puede permitir la versatilidad de los corpus visuales.4 Sin la existencia de la técnica estos estudios tendrían dificultades evidentes. Del mismo modo, solo con los medios actualmente a disposición se han podido crear aplicaciones prácticas, como el Diccionario de Neologismos de la Lengua de Signos Española, que están abriendo camino a futuras herramientas.
En el caso de la literatura, las nuevas tecnologías también están aportando ciertas novedades en lo que respecta a cambios de formato y a formas de tratar la información contenida en los textos. De hecho, una de las aportaciones más relevantes de las nuevas tecnologías a la literatura ha sido el concepto de hipertexto, un mecanismo creador de conexiones, un sistema relacional (Almela 1999, Monnickendam 2000) que modifica la estructura lineal del texto impreso y crea un sistema de enlaces entre las diversas partes de información textual que lo componen. Ya sea en formato CD-ROM o en la red los sistemas de hipertexto pueden aplicarse para analizar y manipular textos, para resolver problemas sobre corpus de datos, para consultar informaciones pre-estructuradas en bases de datos, etc, etc En los estudios literarios nos encontramos con diversos materiales generados por las nuevas tecnologías, por diversos tipos de información y aplicaciones a nuestro alcance. Para evitar abstracciones —y como los tipos de elementos pueden extenderse a otras literaturas— vamos a utilizar los estudios medievales ingleses como ejemplo de los tipos de materiales que actualmente se encuentran a nuestra disposición, tanto en la red como en CD-ROM. Es decir, ¿qué se ha estado haciendo con las nuevas tecnologías en lo que a recursos de literatura inglesa medieval se refiere?.
2. NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA LITERATURA INGLESA MEDIEVAL: COMPUTERS & WWW
¿De qué forma se ha mezclado la literatura medieval y las modernas tecnologías? ¿Cómo se han acercado las computadoras a los estudios medievales?. Comenzando por lo que se puede encontrar en la red, podemos hacer una clasificación muy básica del material hallado, pero suficientemente representativa de lo que está a nuestra disposición. Así pues, podemos consultar:
a) Textos sin tratamiento: obras literarias sencillamente copiadas a una página web, sin ningún tipo de conexión, enlace, anotación, etc. Estas páginas sin duda son muy útiles desde el punto de vista informativo, para acceder a cualquier texto que necesitemos, en especial si accedemos a la red desde un lugar con bibliotecas no muy bien provistas de fondos. Son, sin embargo, poco prácticas para fines de investigación. Solo se limitan a un cambio de formato, de papel a soporte digital.
Ej:
- The Exeter Book of Old English Poetry: http://www.georgetown.edu/labyrinth/library/oe/exeter.html
- Ywain & Gawain:
http://www.lib.rochester.edu/camelot/teams/ywnint.htm
b) Hipertextos: aquí, además de un cambio de soporte, tenemos un cambio de formato y de posibilidades de lectura hipertextual, y por tanto, no lineal. Además de los textos, podemos acceder a diferentes materiales como artículos críticos sobre los periodos, imágenes, sonido, y un largo etc.
Ej:
- Anthology of Middle English Literature (1350-1485) http://www.luminarium.org/medlit/index.htm
- Sir Gawain & The Green Knight
- Thomas Malory's Le Morte D'arthur
- Geoffrey Chaucer Website: The Canterbury Tales. http://icg.fas.harvard.edu/~chaucer/
c) Ediciones críticas de textos. Algunas presentan también un carácter hipertextual, y son sin duda más ambiciosas en su contenido. Son ediciones críticas, paleográficas, codicológicas, etc, que pueden ser utilizadas para fines más especializados.
Ej:
- The Electronic Ormulum: http://www.english.su.se/nlj/ormproj/demo/demomenu.htm
- Eleventh Century Anglo-Saxon Glossary from MS Brussels RL1650: http://www.wmich.edu/medieval/rawl/porter1/porter.html
- Cantar de Mio Cid: http://aaswebsv.aas.duke.edu/cibertextos/MIO-CID/index.html
-The Electronic Beowulf: http://www.uky/edu/~kiernan/eBeowulf/content.htm
(Prescott 1997)
d) Diccionarios y ejercicios: material muy orientado a la docencia y al estudio personal, a veces como complemento de clases presenciales, a veces como material de enseñanza a distancia. En ocasiones, como en el caso del Dictionary of Old English Project, se esconden proyectos de gran magnitud e importancia científica.
Ej:
- Dictionary of Old English Project: http://www.doe.utoronto.ca
- Old English Computer Glossary: http://www.u.arizona.edu/~ctb/wordhord.html
- Old English Aerobics: http://www.engl.virginia.edu/OE/OEA/index.html
e) Paginas con enlaces organizados: material muy abundante que
nos sirve como punto de partida a la hora de realizar búsquedas
concretas. Tienen la gran virtud de organizar la muy dispersa información
almacenada en la red, aunque lamentablemente suelen ser obra de una sola
persona, cuando semejantes tareas deberían formar parte de
un proyecto conjunto que contribuyese a ordenar sustancialmente el caos
de la red. Podemos calificarlas —según el tipo de información
que organizan— como:
1) Textuales: listados de textos o ediciones de los mismos.
Ej: Labyrinth Library: Old English Literature: http://www.georgetown.edu/labyrinth/library/oe/oe.html
2) Monográficas: listados temáticos no muy extensos que
incluyen además de textos, otros materiales culturales.
Ej: Old English at Virginia University: http://www.engl.virginia.edu/OE/
3) Génericas: listados que cubren exhaustivamente un tema concreto.
Ej: Recursos Informáticos para Historia de la Lengua Inglesa:
http://www.supercable.es/~aalcaraz/hellinks.htm
(Alcaraz 1996)
Using the Internet for Medieval Resources (Hennequin & Knowles
1999, Caie 1999):
http://www.sp.uconn.edu/~salomon/twt/medstudies.html
http://www.fordham.edu/halsall/sbook.html
4) Derivadas: de foros de discusión, paneles temáticos,
etc. Las nuevas tecnologías y la Historia de la Lengua Inglesa
http://www.uvigo.es/webs/h04/jperez/ensino.htm
(Martín Arista 1999)
Además de la red, podemos encontrar prácticamente el mismo tipo de materiales en CD-ROM, ya sea en forma de aplicaciones culturales multimedia (Garay & Walker 1990), de ediciones críticas de obras (Robinson & Taylor 1998), de digitalización de manuscritos (Beavan et al 1997 & Pidd et al 1997) o de enseñanza de técnicas de investigación codicológica o paleográfica (Duggan 1999 & Twycross 1999), si bien esto último abunda más en la red debido a la complejidad en la disposición del material con el que se trabaja.
Como hemos visto, tenemos materiales de todo tipo,
si bien no todos son igualmente útiles. Los textos sin tratamiento
son mera información que si queremos utilizar como base para análisis
textuales siempre tiene que ser cotejada con la correspondiente edición
en papel. Los que nos dedicamos a la investigación literaria necesitamos
más hipertextos, hipermedia y ediciones críticas de textos
de las que podernos fiar y que nos sirvan para más fines. Una de
las líneas de trabajo en el futuro ha de ser esa. Todo material
sin tratar de alguna forma útil, provechosa y que suponga una ventaja
sobre el uso del papel (Flanders 1998), solo será “información”,
concepto que quizás ha de cambiar necesariamente. Estamos hartos
de oír que hoy todo está en Internet, pero muy pocas veces
se nos dice donde, y en ocasiones, encontrarlo es una tarea ardua y complicada.
La recuperación de la información es un problema, a mi juicio,
crucial: no está mejor informado quién más datos posee,
sino quien dispone de los mejores medios para obtener sólo aquellos
que necesita. Cualquiera que navegue por la red habitualmente —o utilice
buscadores de información— sabe a qué me refiero. La investigación
futura ha de ir por ese camino. No sólo necesitamos páginas
con enlaces organizados —que quizás debieran formar parte de proyectos
a gran escala, no de personas aisladas— sino potentes buscadores que sepan
discriminar la información. Se ha descrito Internet como una enorme
biblioteca llena de libros revueltos, desperdigados, sin orden por el suelo.
Necesitamos anaqueles virtuales que organicen el caos.
Además del concepto de información, Internet y los nuevos
soportes pueden estar cambiando los procesos de lectura, las relaciones
entre el público lector, las editoriales y las obras, y las relaciones
entre los textos, el lenguaje y la alfabetización. Quizás
es demasiado pronto para percibir el alcance de los cambios, pero ya se
llevan varios años considerando seriamente el concepto de “Computer
Literacy” (Selfe & Hilligoss 1994) y los efectos que las nuevas tecnologías
pueden causar sobre los procesos de aprendizaje, sobre la escritura, sobre
la enseñanza, etc. Sin embargo, no hay que perder el toque humano
ni ser catastrofistas. Las nuevas tecnologías modificarán
hábitos y procesos, pero no acabarán ni con los libros ni
con la lectura. Sí es factible que diccionarios y enciclopedias
dejen de editarse en forma impresa, pues sus versiones “on line” o en CD-ROM
son más efectivas y útiles. Es un caso de optimización
de las funciones. Sin embargo, el papel seguirá existiendo para
muchos otros casos. Recientemente nos decía Umberto Eco (2000):
Hay que estar de acuerdo con está “nueva medievalidad”, con
este aumento de la accesibilidad, con esta nueva “imprenta” y con los cambios
positivos que las nuevas tecnologías pueden traer a las humanidades
y a la filología. Aprendamos a usar —o a seguir usando— las nuevas
tecnologías, “not for the sake of them”, sino de una forma razonable,
útil y efectiva. De esta forma evitaremos que el vino de los viejos
temas vertido en los nuevos odres de la tecnología se convierta
en vinagre putrefacto almacenado en hermosas vasijas.
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1. Esta nota aparecerá en la versión
impresa que se publicará en las actas del congreso y explica el
origen tanto de esta página web como del texto que verá la
luz en su día: El origen del presente artículo se encuentra
en una conferencia que con el mismo nombre impartí en el congreso
que dio lugar a este volumen. La presentación tuvo mucho apoyo visual
y proyecté todas las páginas web mencionadas aquí,
comentándolas y desarrollando varios temas “in the spur of the moment”.
Por las características de la exposición, una publicación
al uso no tenía mucho sentido, y estas notas que utilicé
a modo de guía formaron parte de una página web que puse
a disposición del público (http://www.uvigo.es/webs/h04/jlbueno)
a la semana siguiente de impartir la charla. En agradecimiento a la organización
del congreso y a causa del interés suscitado por mis comentarios,
he decidido incluir en este volumen aquellas notas, con la bibliografía
y las referencias utilizadas, con lo que más que un articulo, lo
que aquí se presenta son las guidelines de aquella presentación
oral. Lo deseable es que tras la lectura, visiten las páginas web
mencionadas y consulten las referencias utilizadas. Durante la lectura
de estas líneas, sigan el consejo de William Shakespeare, y “piece
out our imperfections with your thoughts”. Let me work on your imaginary
forces, then.
2. Para hablar del estado del “arte” que nos
ocupa, recabé información no sólo de fuentes inertes
sino también de “manantiales” vivos. Agradezco a Alejandro Alcaraz
(Jaén), Santiago González y Fernández-Corugedo (Oviedo)
y a mis compañeros de la Universidade de Vigo Javier Pérez
Guerra y Mª del Carmen Cabeza, toda la información compartida
conmigo durante la preparación de aquella charla. Redde quod debes.
3. Para obtener más información
sobre los últimos desarrollos de estas disciplinas se recomienda
la consulta de Gómez Guinovart et al 1999, Gómez Guinovart
2000, Blecua et al 1999 y Battista & Zampolli 1997. Sobre
lingüística de corpus recomendamos la lectura de Pérez
Guerra 1998: 17-100 & 1999, McEnery & Wilson 1996 y Lezcano et
al 1996.
4. En la Universidade de Vigo lleva varios años
existiendo un grupo de investigación pionero sobre Lengua de Signos
Española que está llevando a cabo la realización de
un corpus anotado de LSE. La descripción del proyecto, sus
fases y su desarrollo puede encontrarse en Cabeza & Báez 1999.
Para ampliar información sobre comunicación visual, lenguas
de signos y sus métodos de trabajo es recomendable la consulta no
solo de Cabeza 2000 y Báez & Cabeza 2000, sino también
de la website del proyecto de LSE: http://www.uvigo.es/webs/h02/webh02/PW/home.htm